Las biólogas María Taboada y Soledad Bustos, investigadoras del Instituto de Aguas Continentales (INA-Conicet) de la Fundación Miguel Lillo, alzaron la voz para advertir sobre la situación del lago San Miguel, ubicado en el corazón del parque 9 de Julio. Lo hicieron a través de una carta al director y una entrevista en LG Play, donde remarcaron la importancia de reconocer a este espacio como un ecosistema vivo que cumple funciones ambientales esenciales.

“Lo tenemos hiperincorporado, pero no siempre dimensionamos lo importante que es”, reflexionaron. El lago, explicaron, oxigena el ambiente, ayuda a regular la temperatura urbana, embellece el paisaje y ofrece un espacio de recreación que muchos disfrutan, sin saber que bajo la superficie habita una diversidad de vida microscópica, vegetal y animal.

“Es un lago urbano, está en medio de la ciudad y brinda un montón de recursos. Nuestra intención es dar a conocer cómo todo lo que hacemos impacta, incluso en seres que no vemos a simple vista. El lago está vivo y depende también de cada uno de nosotros cuidarlo, no solo por nosotros sino por las generaciones futuras”, señalaron.

Ecosistema diverso

Las investigadoras detallaron que, a pesar del impacto humano, el lago mantiene un funcionamiento saludable y alberga una rica biodiversidad: plantas acuáticas, peces, microorganismos y aves, algunas migratorias que recorren miles de kilómetros hasta llegar a ese punto.

“No es solo un charco de agua. Es un ecosistema que cumple funciones fundamentales”, destacaron.

Festejo del Día del Amigo: arrojaron el aceite de las frituras en el lago San Miguel

También hicieron un llamado a las escuelas y familias para que se promueva una mirada más educativa y consciente sobre estos espacios. “Que las maestras les cuenten a los chicos qué hay ahí, que no nos quedemos solo con los ejemplos de los libros. Estos ecosistemas existen en nuestros ambientes urbanos”, subrayaron.

Disfrutar no es depredar

Durante la charla, las científicas remarcaron que aún persiste una lógica de “depredación” vinculada al disfrute de los espacios naturales.

REGULADOR. Este espacio oxigena el ambiente y regula la temperatura.

“Hay una visión muy arraigada de que disfrutar es usar, ensuciar, destruir. Eso tiene que cambiar”, advirtieron. En ese sentido, subrayaron la importancia de la educación ambiental, tanto en la escuela como en casa, para generar sentido de pertenencia.

“No vamos a cuidar algo que sentimos ajeno. Si nos sentimos parte del parque, del lago, lo vamos a defender como defendemos nuestro hogar”, expresaron las especialistas.

La postal que duele

La reciente difusión de imágenes del lago cubierto de basura y manchas de aceite fue el detonante para su carta al director.

“Nos dolió. Nos preocupa como científicas, pero también como ciudadanas. Queremos que nuestros hijos y sobrinos puedan disfrutar del parque limpio”, dijeron.

Así quedó el parque 9 de Julio tras el Día del Amigo: aceite en el lago y toneladas de basura

Alertaron además sobre el daño que pueden causar estos contaminantes en la biota. “Aunque los efectos se vean más adelante, ya sabemos que se altera el equilibrio del ecosistema”, explicaron. Y aclararon que desde el municipio hay esfuerzos de mantenimiento y recolección. Otro de ellos es barquilla de dragado superficial, que se contrató para limpiar el aceite que se tiró en el agua del lago el pasado 20 de julio, pero que usualmente se usa en función de la limpieza de las algas que son endémicas del lugar..

Finalmente, las investigadoras insistieron en que el lago esconde relaciones biológicas “impresionantes” que la mayoría desconoce, pero de las cuales dependemos.

“Todos somos parte del ecosistema. Si el lago está bien, la ciudad también lo está”, reflexionaron e hicieron un llamado a la conciencia colectiva ya que cada acción cotidiana, suma o resta en el equilibrio del ambiente.